INTRODUCCIÓN
La onda T constituye la desviación final del registro electrocardiográfico y es originada por la repolarización de los ventrículos, coincidiendo su rama descendente con el fin de la sístole ventricular (1,2,3).
En la mayoría de los estudios realizados en varias especies de animales,que incluyen al bovino (4,5), al camello (6), al búfalo (7) y al caballo (8,9), cuando los registros del electrocardiograma (ECG) se obtienen por medio de las derivaciones estándares y aumentadas de miembros, empleadas en el hombre, se ha observado que todas las ondas son muy variables, tanto en amplitud como en morfología y polaridad (10,11). En el caso particular del bovino se plantea que la onda T es sumamente variable, lo cual hace difícil establecer un criterio definido acerca de su valor diagnóstico en cardiopatías (12).
Se han reportado, en vacas, siete formas diferentes de onda T en las derivaciones estándares. El tipo de onda T más frecuente ha sido la puntiaguda, aunque la bifásica (-/+) se ha encontrado con bastante frecuencia en DIII. Los valores de la amplitud fluctúan desde -0,58 mV a 0,45 mV, y los de duración de 0,05 s a 0,14 s (13). Por eso, el objetivo de esta investigación fue determinar en qué áreas de la superficie corporal del bovino deben ser colocados los electrodos para registrar ondas T con polaridad y morfología estables, al emplear derivaciones bipolares y monopolares para detectar alteraciones en la conducción del impulso de repolarización ventricular.
MATERIALES Y MÉTODOS
Para estudiar el comportamiento de la polaridad y de la morfología de la onda T del electrocardiograma en el bovino Holstein se utilizaron 100 animales de uno y de otro sexo y de diferentes grupos etarios, distribuidos de la siguiente forma: 10 terneras, 10 terneros, 20 novillas, 10 vacas lactantes y 50 sementales. En este último grupo había la misma proporción de sementates jóvenes que de adultos (1:1), todos incorporados al plan de extracción de semen. La edad promedio de las terneras y de los terneros fue de 33 ±9 días, la de las novillas de 20 ± 3 meses, la de las vacas lactantes de 4 ± 2 años, la de los sementales jóvenes de 21 ± 4 meses y la de los adultos de 7 ± 3 años. Los terneros, las novillas y las vacas lactantes procedieron del distrito de producción “Guayabal” perteneciente a la Universidad Agraria de La Habana (UNAH) y los sementales del Centro Nacional de Inseminación Artificial “Rosafé Signet”, ubicado en San José de Las Lajas, provincia Mayabeque.
Cada forma de onda T fue codificada con un número que la identifica. Los registros se efectuaron con un electrocardiógrafo portátil de fabricación japonesa, marca HITACHI, calibrado con una señal de 1 mV/cm y una velocidad de corrida del papel de 25 mm/s. Durante el muestreo los animales se mantuvieron en un estado de correcto aplomo sobre sus extremidades y aislados del piso por medio de una manta de goma. Las áreas donde se colocaron los electrodos se depilaron previamente, se limpiaron con alcohol y se les aplicó pasta conductora de electricidad. Los electrocardiogramas se efectuaron en 20 derivaciones, nueve bipolares y 11 monopolares (Tablas 1 y 2), pero se exponen los datos de 18, por encontrarse dos de ellas (V1C y V2E) al mismo nivel que V2C y originar resultados muy similares.
Análisis estadístico
El procesamiento estadístico consistió en determinar la frecuencia de la polaridad y de las formas de la onda T en cada una de las 20 derivaciones. Se realizó la prueba de comparación de proporciones para valorar si existían diferencias estadísticamente significativas entre derivaciones que originaran ondas con la misma polaridad o con morfologías similares.
Tabla 1.
Colocación de los electrodos para obtener diferentes derivaciones bipolares en el bovino. / Placement of the electrodes to obtain different bipolar leads in cattle.
Tabla 2.
Colocación de los electrodos para obtener derivaciones monopolares pericordiales en el bovino. / Placement of electrodes to obtain unipolar pericordial leads in cattle.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la Figura 1 se pueden observar las 16 formas de ondas T encontradas en las 20 derivaciones. Estas presentan cuatro tipos de polaridad: positiva, negativa y bifásicas +/- o -/+. Tanto la morfología como la polaridad de esta onda electrocardiográfica es muy variable, en dependencia de las posiciones de los dos electrodos de registro en las derivaciones bipolares o del punto de colocación del electrodo explorador en las derivaciones monopolares (10-13). Puede no aparecer y se le asigna el valor cero, lo que se codificada con el número 8.
Figura 1.
Codificación de las formas de la onda T del ECG en el bovino Holstein. / Coding of ECG T-waveforms in Holstein cattle.
En la Tabla 3 se aprecia que en las derivaciones bipolares de extremidades se obtuvieron todos los tipos de polaridad antes mecionados, con una gran diversidad de formas: 11 en DI, 12 en DII y 13 en DIII; así como un elevado número de ceros en DI. Se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p<0,05) entre estas tres derivaciones, aunque originaron ondas con la misma polaridad o con morfologías similares, pero en proporciones diferentes en cada una. No hubo diferencias entre los resultados de animales con diferente edad, ni entre los pertenecientes a uno o a otro sexo.
En la derivación bipolar de hombro IH, la onda T resultó negativa en 93 % de los animales, o bifásica +/- en el 7 %. En las restantes derivaciones de hombro y en la de base-ápice se registró, en la mayoría de los casos, positiva o entre 3 y 11 % bifásica -/+. En estas derivaciones de hombro se puso de manifiesto una gran estabilidad en la polaridad de la onda T; además, las formas detectadas fluctuaron entre 4 y 7, con predominio de la conformación acuminada, lo que las convierten en un elemento muy útil a los efectos del diagnóstico de las alteraciones del proceso de repolarización de los ventrículos.
La onda T representa la repolarización ventricular, se produce por los potenciales que se generan cuando los ventrículos se recuperan del estado de despolarización y se conoce como onda de repolarización (14-17). Desde el punto de vista conceptual, los vectores de QRS y T se originan del centro eléctrico del corazón, que corresponde a la parte media del septum interventricular en su superficie izquierda. En el hombre, este punto se localiza a nivel del cuarto o del quinto espacio intercostal, ligeramente a la izquierda de la línea media y a la mitad de la distancia en el sentido anteroposterior (18,19).
El ECG es de gran valor para evaluar el estado fisiológico del corazón (20-22), para la detección de la hipertrofia y de muchas cardiopatías (23-25); es también el principal diagnóstico diferencial de la pericarditis aguda (PA) y el infarto agudo de miocardio (IAM), donde un elemento significativo es la inversión de la onda T (26,27). Se ha identificado que la prolongación de la rama descendente de la onda T del electrocardiograma puede determinar riesgo de muerte súbita de origen cardíaco, pero se desconoce su importancia en la población general (28). En en el hombre la aparición de ondas T invertidas y asimétricas en V5 y V6 son compatibles con sobrecarga del ventrículo izquierdo y consecuencia de la hipertensión ventricular izquierda (29). También aparece negativa en miocardiopatía por estrés (30) y con modificaciones de su morfología en hipercalemia, en la que se observan altas, picudas y con una base más estrecha de lo normal, predominantes en V2-V4 (31). Se ha reportado, en neonatos humanos, que ante la persistencia de una onda T positiva en V1 o V3, más allá de la primera semana de vida, se debe sospechar hipertrofia ventricular derecha (32).
Tabla 3.
Frecuencia de aparición de diferentes formas de ondas electrocardiográficas T y de su polaridad, en cada una de las derivaciones bipolares y monopolares, en 100 bovinos Holstein. / Frequency of occurrence of different T electrocardiographic waveforms and their polarity in each of the bipolar and uniopolar leads, in 100 Holstein cattle.
Se ha descrito una distorsión morfológica marcada en la onda T, asociada a diversos grados de isquemia, lo que ofrece potenciales aportes de estas observaciones para el diagnóstico (33). En los animales domésticos hay muy pocas restricciones sobre la morfología de la onda T, pero en algunas ocasiones su forma puede ser útil en la valoración del estatus cardíaco del paciente. Es normalmente negativa en la derivación V10 en casi todos los cuadrúpedos del grupo B de la categorización electrocardiográfica (10,11). Los estudios en diferentes especies de animales (8) evidencian que tanto la morfología como la polaridad de la onda T son muy variables, lo que también se pone de manifiesto en el ganado bovino al emplear las derivaciones estándares que se establecieron en el hombre (34,35).
Se ha reportado que la onda T puede estar influenciada por muchos factores fisiológicos y/o patológicos, como el ejercicio, la excitación, taquicardiomiopatía, enfermedad pulmonar, insuficiencia cardíaca (36-40), bloqueos, arritmias e hiperpotasemia (41-43). Cuando se utilizan las derivaciones clásicas empleadas en el hombre la variabilidad se produce, incluso dentro de una misma derivación, en todas las especies de animales, por lo que se ha considerado que no aporta los elementos necesarios para establecer un criterio diagnóstico en distintas cardiopatías (13). En la presente investigación se ha demostrado que en las derivaciones bipolares de hombro y en la de base-ápice, la onda T manifiesta una gran estabilidad, tanto en su morfología como en su polaridad, al igual que en las cinco derivaciones monopolares pericordiales que son estables para el complejo QRS y para la onda P (10,11). En la derivación B-A en el caballo también se ha encontrado estabilidad de la onda T en la polaridad y la morfología (8,9).
Se debe tener en cuenta que las derivaciones más estables en la polaridad presentan también la menor proporción de ondas morfológicamente diferentes, lo que constituye una referencia muy útil para la caracterización e interpretación de los procesos patológicos que afectan la actividad de repolarización cardíaca. Al iniciarse dicho proceso, la superficie del ápice presenta cargas positivas y la de la base negativa, por lo que el corazón en su conjunto se comporta como un dipolo y, por eso, cuando se emplean las derivaciones próximas al área de transición como la V1c, V2E, V2c, V3c, V3, V6 y en las derivaciones estándares de extremidades, se registran ondas T que pueden ser positivas, negativas o bifásicas.
El elevado grado de estabilidad de la onda T en los puntos de la superficie corporal detectados en esta investigación significa que la referida onda no constituye la porción más variable del ECG bovino y de otros cuadrúpedos como ha sido considerado en varias investigaciones (1,6,7). Con el resultado obtenido se cuenta con un sistema de derivaciones estables que permite evaluar las alteraciones de la fisiología cardiovascular, como en el caso del hombre (44,45). En las derivaciones monopolares pericordiales que se encuentran hacia la base del corazón V1H, V3H y V10 la onda T se registró negativa y en algunos casos bifásicas +/-. En las derivaciones apicales V4 y V5 alcanzó siempre polaridad positiva o bifásica -/+ y la cantidad de formas diferentes fluctuó entre 4 y 6 en todas estas derivaciones. En las derivaciones V10 y B-A, en las que se reporta poca variabilidad de las ondas electrocardiográficas en bovinos y equinos (8,10,35), se obtuvo que en la primera el 97 % fue monofásica negativa o bifásica +/- y en la segunda 97 % monofásica positiva; el resto fue bifásica -/+.
CONCLUSIONES
Se comprobó que en las áreas situadas hacia la base o hacia el ápice del corazón se pueden emplear derivaciones que originan registros electrocardiográficos con gran estabilidad en la polaridad de la onda T y en las que la cantidad de formas diferentes detectadas es muy reducida, con gran predominio de la puntiaguda, por lo que se convierten en una referencia muy útil para diagnosticar las alteraciones en la conducción del impulso de repolarización por los ventrículos cardíacos en el bovino.