ARTÍCULO ORIGINAL
Alteraciones hematológicas encontradas en caballos (Equus caballus) infectados con Babesia caballi y Theileria equi
Hematological alterations found in horses (Equus caballus) infected with Babesia caballi and Theileria equi
Adrian Alberto Díaz-Sánchez, Osvaldo Fonseca-Rodríguez, Sergio Luis del Castillo-Domínguez, Yanet Alfonso-Dorta, Evelyn Lobo-Rivero, Belkis Corona-González, Ernesto Vega-Cañizares*
Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria, CENSA, Apartado 10, CP 32700, San José de las Lajas, Mayabeque, Cuba.
RESUMEN
Los protozoos Babesia caballi y Theileria equi son los agentes etiológicos de la piroplasmosis equina. Esta enfermedad afecta a diferentes especies de équidos y tiene un impacto económico importante en la industria equina. El objetivo del presente trabajo fue determinar la presencia de B. caballi y T. equi mediante frotis sanguíneo y su asociación con los parámetros hematológicos. Se analizaron 58 muestras de sangre de caballos clínicamente sanos, a las que se les realizó el diagnóstico de B. caballi y T. equi a partir del frotis sanguíneo, así como el examen hematológico de la serie roja y de la serie blanca. El valor medio de todos los parámetros hematológicos evaluados estuvo entre los valores fisiológicos descritos para la especie equina. Del total de muestras analizadas se observaron formaciones intraeritrocíticas compatibles con B. caballi y T. equi en 3/58 (5,2 %) y 8/58 (13,8 %) animales, respectivamente; de estos animales, 6/11 (10,3 %) tenían valores de hematocrito inferiores a los fisiológicos. Se evaluó la asociación entre animales positivos y posibles factores de riesgo como la edad, el sexo, la presencia de garrapatas y el contacto con bovinos. El análisis estadístico mostró diferencias significativas al evaluar la relación entre los valores de hematocrito y las muestras positivas a T. equi.
Palabras clave: piroplasmosis equina, Babesia caballi, Theileria equi, caballos, hematología.
ABSTRACT
The intraerythrocytic parasites Babesia caballi and Theileria equi are the etiological agents of equine piroplasmosis. This disease affects different horse breeds and it has a significant economic impact on the horse industry. The objective of the present study was to determine the presence of B. caballi and T. equi by blood smear and their association with the hematological parameters. Fifty-eight blood samples were taken from clinically healthy horses, which were diagnosed with B. caballi and T. equi infections by blood smear; in addition, the hematological examination of the red and white series was carried out. The mean value of all the hematological parameters evaluated was among the physiological values described for the horse species. From the total samples analyzed, intraerythrocytic formations compatible with B. caballi and T. equi were observed in 3/58 (5.2 %) and 8/58 (13.8 %) animals, respectively. Of these animals, 6/11 (10.3 %) had hematocrit values lower than those physiological. The association between positive animals and possible risk factors (age, sex, presence of ticks and contact with bovines) was evaluated. The statistical analysis showed significant differences when evaluating the relationship between hematocrit values and positive samples to T. equi.
Key words: equine piroplasmosis, Babesia caballi, Theileria equi, horses, hematology.
INTRODUCCIÓN
La piroplasmosis equina, también conocida como babesiosis equina, fiebre biliar o malaria equina se considera como la enfermedad transmitida por vectores más importante que afecta a la especie equina (caballos, asnos, mulas y cebras) (1). Esta enfermedad tiene una distribución global y es endémica en regiones de clima tropical y subtropical, aunque su presencia se reporta con frecuencia en áreas de clima templado donde existen vectores competentes (2).
Las pérdidas económicas asociadas con la enfermedad incluyen los costos por tratamiento veterinario, la disminución en el desempeño y la muerte de los animales en casos agudos de la enfermedad, además de las restricciones internacionales para la exportación o la participación en eventos ecuestres deportivos y expositivos de animales seropositivos a B. caballi o T. equi (3).
B. caballi y T. equi son trasmitidos por garrapatas de los géneros Amblyomma, Dermacentor, Hyalomma y Rhipicephalus (4). El cuadro clínico agudo de la enfermedad en caballos es variable e inespecífico; en el caso de T. equi produce una forma clínica más grave que B. caballi, pero para ambos protozoos está caracterizado, generalmente, por fiebre, edema, debilidad progresiva, pérdida del apetito, además de otros signos clínicos como anemia hemolítica, mucosas pálidas o ictéricas, taquicardia, taquipnea y hemoglobinuria (5). Generalmente, los animales nativos en áreas endémicas están infectados y cursan la enfermedad en su forma subaguda o crónica, que no muestran ningún síntoma de la infección, ya que la presencia prolongada de los hemoparásitos induce una respuesta inmune eficiente del hospedero (6).
En poblaciones susceptibles a la presencia de hemoparásitos, la evaluación de los parámetros hematológicos constituye una poderosa herramienta para la comprensión de los mecanismos clínico-patológicos de la enfermedad; además, los datos obtenidos pueden convertirse en indicadores del estado de recuperación y bienestar de los animales en estudio y constituyen una valiosa información para medir la eficiencia de programas de medidas aplicados para el manejo y el control de la enfermedad (7). Las alteraciones hematológicas más frecuentes relacionadas con la piroplasmosis equina son la reducción del número de eritrocitos, el recuento de plaquetas y la concentración de hemoglobina. Las infecciones agudas se caracterizan también por alteraciones neutropenia y leucopenia (8).
El diagnóstico de la piroplasmosis equina se ha basado en el examen microscópico de frotis sanguíneos o de órganos teñidos con métodos de tinción tipo Romanovsky, como el de Giemsa (9). Sin embargo, la baja sensibilidad de esta técnica constituye la principal desventaja para su uso en el diagnóstico de B. caballi y T. equi en las etapas crónica y subclínica de la enfermedad, debido a los bajos niveles de parasitemia en los animales infectados (10).
La ocurrencia de casos clínicos o focos de piroplasmosis equina en los países del Caribe es aún controversial, ya que aunque la presencia de B. caballi y T. equi se ha reportado en la mayoría de estos países, incluyendo Cuba, la información disponible es escasa e insuficiente (11-14). En Cuba existen estudios previos que describen la presencia de piroplasmas en rebaños equinos basados en el análisis de frotis sanguíneos y ensayos serológicos (15). El presente trabajo tuvo como objetivos detectar la presencia de B. caballi y T. equi en frotis sanguíneos y determinar su asociación con los parámetros hematológicos.
MATERIALES Y MÉTODOS
Colecta de muestras
Los sitios seleccionados para el muestreo se visitaron una única vez durante el periodo septiembre de 2014 a agosto de 2015, y se realizó un muestreo aleatorio simple a caballos (Equus caballus) ubicados en dos municipios del occidente de Cuba que pertenecen a las provincias Mayabeque y La Habana (Tabla 1). De cada animal se registraron los datos referentes a edad, sexo, presencia de garrapatas y contacto con bovinos. Ningún animal presentaba manifestaciones clínicas compatibles con la presencia de B. caballi y T. equi.
Diagnóstico por frotis sanguíneo
A cada animal se le extrajo sangre periférica, perforando el borde interno de la oreja, previo lavado de la piel, con aguja hipodérmica calibre 26 X 1/2, desechando las primeras gotas y se realizó frotis sanguíneo delgado. Las extensiones se fijaron con metanol absoluto (Uni-Chem) y se tiñeron durante 30 minutos con Giemsa, según Holbrook et al. (16). La lectura se realizó en un microscopio óptico (Carl Zeiss Microscopy GmbH, Jena, Alemania), con lente de inmersión de 100X. Se analizaron 25 campos por lámina como mínimo, en la periferia del frotis sanguíneo (cola del frotis sanguíneo) para determinar la presencia de B. caballi y T. equi. La identificación de cada hemoparásito se realizó basada en parámetros morfológicos y biométricos previamente descritos en la literatura, tales como la forma, la localización y el tamaño (3).
Colecta de sangre
La sangre para el análisis hematológico se obtuvo mediante punción de la vena yugular, utilizando agujas hipodérmicas calibre 25 X 0,8 mm (21G) y tubos para extracción de sangre por sistema de vacío de 4 mL (BD Vacutainer®), con 7,2 mg de EDTA K2 como anticoagulante.
Se determinó el hematocrito (Hto) al total de 58 muestras de sangre analizadas; de estas, a 41 muestras se les determinaron, además, los valores de hemoglobina (Hb), eritrocitos totales (ET), volumen corpuscular medio (VCM) y concentración de hemoglobina corpuscular media (CHCM) y, de la serie blanca, conteo de leucocitos totales (LT). Todos estos análisis se realizaron en un Analizador Hematológico (HORIBA MEDICAL, ABX Micros ESV 60), en las primeras 24 horas después del muestreo. Los valores de los parámetros hematológicos se analizaron según los valores de referencia descritos por Cowell y Tyler (17) para la especie equina; el valor del hematocrito se empleó como indicador de anemia.
Colecta de garrapatas
Los animales se inspeccionaron de forma individual; posteriormente, se les realizó examen físico y se determinó la presencia de garrapatas. El examen para la colecta de garrapatas se realizó en las siguientes regiones anatómicas preestablecidas: pabellón de las orejas, cabeza, cuello, espalda, extremidades anteriores, axilas, pecho, vientre, ubre, escroto, flancos, extremidades posteriores y cola (18).
Las garrapatas se retiraron manualmente y, en algunos casos, se utilizaron pinzas planas, que se colocaron tan cerca como fuera posible al capítulo de las garrapatas, para evitar el deterioro de la muestra. Las garrapatas colectadas se preservaron en etanol al 70 % y se transportaron en recipientes rotulados para su posterior identificación. Para la identificación taxonómica se empleó la clave publicada por Barros-Battesti et al. (19).
Análisis estadístico
Se determinaron los valores medio, máximo y mínimo de los valores obtenidos del Hto, Hb, ET, VCM, CHCM y LT de los animales en estudio. Se utilizaron tablas de contingencia 2x2 para detectar la asociación entre las variables evaluadas (sexo, edad, presencia de garrapatas, contacto con bovinos y Hto <0,32 L/L) con la presencia de B. caballi y T. equi. Para identificar diferencias con respecto a los valores de hematocrito en animales positivos y negativos a B. caballi y T. equi, se realizó la prueba no paramétrica U de Mann-Whitney. El análisis de los datos se realizó con el empleo de los programas Epidat 3.1 (20) e InfoStat (21), con 95 % de intervalo de confianza (IC). Las diferencias se consideraron estadísticamente significativas para p<0,05.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
De las 58 muestras analizadas, mediante el examen microscópico de frotis sanguíneos, se observó que 3/58 animales (5,2 %; 95 % IC: 1,8–14 %) presentaron formaciones intraeritrocíticas compatibles con B. caballi, 8/58 (13,8 %; 95 % IC: 7,2–24,9 %) con T. equi, y no se encontró ningún animal coinfectado; en las muestras positivas solo se observaron escasos eritrocitos parasitados por campo. Este diagnóstico se basó en las características morfológicas y estructurales descritas para cada hemoparásito. En el caso de B. caballi se visualizaron, en el interior de los eritrocitos, cuerpos periformes unidos en pares por sus extremos posteriores formando un ángulo agudo entre sí (Fig. 1) (3). Para T. equi se observaron estructuras periformes, de forma redonda u ovoide, dispuestas en tétradas formando el arreglo conocido como “Cruz de Malta” (Fig. 2) (3).
Los resultados son similares a los descritos por Malekifard et al. (22), quienes emplearon el examen microscópico para el diagnóstico de B. caballi y T. equi en rebaños equinos de Irán. Estos autores plantean que el frotis sanguíneo no es una prueba diagnóstica lo suficientemente sensible para la identificación de animales portadores. Esta técnica solo detecta la infección en la forma clínica de la piroplasmosis equina, cuando el nivel de parasitemia en sangre es elevado, por lo que no se recomienda su uso para identificar animales portadores (3). En el caso de B. caballi, las limitaciones del frotis sanguíneo para el diagnóstico también responden a la tendencia vicerotrópica del parásito, que generalmente se localiza en la circulación capilar de órganos centrales donde se produce el secuestro de los eritrocitos parasitados y se retiran de la circulación general (1), lo que puede haber influido en el número de muestras positivas encontradas por esta técnica.
Por su parte, la Organización Mundial para la Sanidad Animal (OIE), en el Manual de Pruebas de Diagnóstico y Vacunas para Animales Terrestres recomienda la combinación del frotis sanguíneo con técnicas de diagnóstico serológico de mayor sensibilidad analítica, que permitan el diagnóstico de estos hemoparásitos en equinos portadores, en los cuales los niveles de parasitemia son bajos (9). Grause et al. (23) recomiendan, además, el empleo combinado de ensayos serológicos y ensayos con ácidos nucleicos no solo en estudios epidemiológicos, sino también para determinar la eliminación de la infección con B. caballi o T. equi en animales tratados.
El análisis de los parámetros hematológicos reveló que la media de los valores de Hto, Hb, ET, VCM, CHCM y LT estuvo, en todos los casos, entre los valores fisiológicos descritos por Cowell y Tyler (17). Sin embargo, el valor mínimo para Hto, Hb, Et, CHCM y LT fue inferior al valor fisiológico para la especie equina; mientras que el valor máximo para Hb, ET, CHCM y LT estuvo por encima de los valores de referencia (Tabla 2).
Al analizar los valores de hematocrito obtenidos se encontró que 16/58 muestras presentaron un valor inferior al reportado como fisiológico para la especie equina (0,32-0,48 L/L), según lo descrito por Cowell y Tyler (17), lo que representa el 27,5 % (16/58) de los animales analizados. El resto de los equinos (42/58) mostraron valores de hematocrito dentro del rango fisiológico, lo que representa el 72,4 %. Dieckmann et al. (24) describen que para la especie equina la presencia de anemia está determinada por un valor de hematocrito inferior al valor de referencia (Hto <0,32 L/L); por tanto, los resultados indican la presencia de un posible síndrome anémico en estos animales.
Los animales negativos a T. equi mostraron valores de Hto significativamente superiores (p <0,05) a los animales positivos (Tabla 3). Además, entre los animales infectados se observó que existe asociación entre la presencia de T. equi y el valor de hematocrito inferior a 0,32 L/L (Tabla 4). Sin embargo, en el caso de los animales infectados con B. caballi no se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p<0,05) cuando se realizó este análisis. Los resultados coinciden con los obtenidos por Camacho et al. (8), que describen una disminución significativa en el valor de Hto en animales infectados con T. equi y plantean que la anemia fue significativamente más severa en los caballos infectados con T. equi cuando se comparan con los infectados con B. caballi.
La anemia es uno de los principales síndromes a tratar en la piroplasmosis equina, debido a la hemólisis causada por la presencia de B. caballi y T. equi (25). Generalmente, la infección por T. equi causa una enfermedad clínica más grave que B. caballi, con una tasa de mortalidad entre 5 y 10 % en regiones endémicas para rebaños sanos, donde los signos y la gravedad de la enfermedad pueden variar significativamente de una región a otra, dependiendo de la dosis infectiva, el estado general de salud del animal y la aplicación de tratamiento (26). No obstante, la causa de la anemia es un fenómeno multifactorial y complejo en la especie equina, ya que la respuesta de la médula ósea a la pérdida de eritrocitos puede estar comprometida por múltiples causas: como consecuencia de una hemorragia (anemia por pérdida de sangre), lisis de glóbulos rojos en el espacio intravascular o extravascular (anemia hemolítica) o la falta de producción de eritrocitos (anemia hipoproliferativa) (27-29).
En el estudio ningún animal mostró valores de Hto superiores al valor de referencia para la especie equina. Lacerda et al. (30) encontraron valores de Hto superiores a los normales en animales dedicados al deporte, principalmente caballos de carrera. Poole y Erickson (31) y Zobba et al. (28) plantean que el número de eritrocitos circulantes en los caballos está influenciado, en gran medida, por el bazo, debido a que un gran número de hematíes que se secuestran temporalmente en el bazo se pueden transferir rápidamente a la circulación sistémica en respuesta a la excitación (manipulación, punción venosa, espasmos) y ejercicio de alta intensidad, que puede elevar el valor del hematocrito sistémico de ~ 30 % a más del 60 % debido a la contracción esplénica. Sin embargo, en este caso los animales en estudio no realizan ninguna actividad física que pudiera elevar este parámetro.
Con relación al índice de hemoglobina, se encontró que 3/41 (7,3 %) de los animales presentaron valores de hemoglobina inferiores al valor de referencia, aunque mostraron valores de Hto dentro del rango normal. Al analizar la posible causa de anemia en los animales con valores de Hto bajo, se observó que en estos animales los índices eritrocitarios presentaron valores de volumen corpuscular medio (VCM) y concentración de hemoglobina corpuscular media (CHCM) entre los valores descritos como fisiológicos para la especie, por lo que para estos animales se considera la presencia de una anemia de tipo normocitica/normocrómica (17).
El estudio de la serie blanca evidenció que 7/41 (17,1 %) de los animales mostraron el recuento de leucocitos totales inferior a lo descrito para la especie equina, mientras que 10/41 (24,4 %) mostraron valores superiores al fisiológico. Aun cuando no se encontraron signos clínicos evidentes de enfermedad durante la exploración clínica, los resultados muestran una alta variabilidad de los valores en el recuento de leucocitos totales, lo que puede estar relacionado con la aplicación de diferentes medicamentos o tratamientos veterinarios a los que pueden estar sometidos estos animales (32). Carrick y Begg (33) describen que el ejercicio de alta intensidad y corta duración aumenta la producción de leucocitos; sin embargo, en este caso los animales en estudio no habían estado sometidos a este tipo de actividad.
En los animales en estudio existía la misma proporción de hembras y machos (Tabla 5). Con relación a la edad, 23/58 (39,6 %) de los animales eran menores de dos años de edad y 60,4 % (35/58) eran mayores de dos años. A la exploración, 25,8 % (15/58) de los animales estaban infestados con garrapatas de la especie Dermacentor nitens, que se identificó como la única especie de garrapata presente. D. nitens se describe como la garrapata del caballo en los trópicos y se ha demostrado, experimentalmente, que es un vector competente de B. caballi (34). Los animales que se encontraban cercanos o en contacto directo con bovinos, compartiendo las mismas áreas de pastoreo, representaban el 70,6 % (41/58) del total de animales en estudio.
Las variables evaluadas (sexo, edad, presencia de garrapatas y contacto con bovinos) no mostraron asociación con el resultado positivo a B. caballi o T. equi mediante frotis sanguíneo (Tabla 6). Bartolome Del Pino et al. (35) estudiaron la prevalencia de B. caballi y T. equi en equinos de la región centro-sur de Italia y encontraron diferencias significativas entre grupos de diferentes edades, el sexo, la actividad que realizaban los animales y la localización; esta última relacionada, según los autores, con la presencia de garrapatas y el clima, resultados que no coincidieron con los obtenidos en el presente trabajo, aspecto que pudiera deberse al número de muestras analizadas y a la baja sensibilidad diagnóstica del frotis sanguíneo. Sin embargo, los resultados del presente trabajo coinciden con los de Bahrami et al. (36), quienes emplearon el examen microscópico para el diagnóstico de B. caballi y T. equi en Irán.
A partir de estos resultados se puede concluir que, en la región en estudio, las infecciones con B. caballi y T. equi están presentes en caballos sin signos clínicos de piroplasmosis equina, los cuales pueden actuar como una fuente potencial de infección de estos hemoparásitos a las garrapatas y los rebaños equinos susceptibles. Por otra parte, la presencia de estas infecciones se encuentra distribuida similarmente entre animales de uno y otro sexo, en los dos grupos etarios estudiados y no estuvo favorecida por la presencia de garrapatas ni por el contacto con bovinos. Sin embargo, los animales infectados con T. equi mostraron asociación con la presencia de anemia, a diferencia de los animales infectados con B. caballi. Se recomienda realizar estudios que permitan identificar las especies de garrapatas que pueden actuar como potenciales vectores, así como los factores de riesgo asociados con la transmisión de B. caballi y T. equi en los rebaños equinos de esta región.
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Recibido: 5/7/2017
Aceptado: 6/9/2017
*Autor para correspondencia: Ernesto Vega-Cañizares. E-mail: evega@censa.edu.cu